¿Hablamos lo suficiente con los hijos?

HablarHijos

Nuestros hijos son piezas frágiles que vamos forjando con nuestras reacciones y forma en que nos relacionamos con ellos, así como lo que perciben de nuestra imagen.

La forma en la que interactuamos con ellos, la manera en que nos dirigimos y nos expresamos cuando les hablamos, irá dejando huella en su vida, en su comportamiento, en sus valores, sentimientos y forma de enfrentarse a las nuevas situaciones.

El lenguaje determina la personalidad del niño, por eso es importante la forma en la que hablamos con nuestros hijos.

Muchas veces no somos conscientes de la forma en la que nos expresamos, alzamos la voz, usamos tonos despectivos, hacemos promesas que no cumplimos, criticamos y prejuzgamos, utilizamos tonos amenazantes, sin percatarnos que para ellos somos importantes, somos su ejemplo, y de que, cada vez que nos escuchan y observan, les estamos marcando un camino a seguir.

Nosotros, los adultos, debemos ser conscientes que “el lenguaje crea”; como hablemos a nuestros hijos, hablarán ellos a sus semejantes; el tono que utilicemos, utilizarán ellos con sus amigos.

Por eso, es muy importante mantener en nuestras expresiones:

  1. Un tono conciliador.
  2. Firmeza en las decisiones.
  3. Claridad en los conceptos.
  4. Lenguaje siempre positivo.

Nunca es tarde para empezar, y recuerda que el lenguaje crea; por lo tanto, recuerda la importancia de la forma de hablar con nuestros hijos.

Andrés París, pedagógo

Lenguaje del corazón

AmarAmanecer

A hablar aprendimos cuando desde pequeños socializamos y fue el amor y el cariño de nuestros padres lo que nos dio la confianza y seguridad para poder decir las primeras palabras: Papá, Mamá… Los estudiosos, señalan que estas son las primeras palabra que el ser humano dice en cualquier idioma y que despuéss paracen las diosos que estas son las primeras palabra que el ser humano dice en cualquier idioma y despu aparecen otras que tienen su interés como la negativa “no” y la palabra que para los niños “suena igual, sabe a dulzura y trae lo mismos recuerdos”, la palabra “chocolate”, además de que en todas les lenguas se pronuncia y escribe más o menos igual. Y así se desarrolló la historia de nuestra comunicación por medio del lenguaje y a través del aprendizaje.

Con la oración pasa lo mismo, nace de un corazón que se siente amado y protegido y expresa sus primeros vocablos en frases sencillas y mantiene una comunicación que motiva la vida de cada dia, porque es la comunicación con un Papá que tiene un corazón tierno, geneeroso y misericordioso. 

Día tras día, mi Señor,
te voy a pedir tres cosas:
verte más claramente,
amarte más tiernamente
y seguirte más fielmente.
Día tras día, día tras día, Señor…

P. Salvador Murguía sdb