La propia historia

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Narrar historias con moraleja, es todo un arte que se orienta a ir educando la conciencia de las personas, Eso es lo que hacían nuestros antepasados que nos invitaban a desatar en libertad nuestra fantasía cuando nos contaban cuentos o historias y nos hacían crecer en ideales. Historia bellas con bellos mensajes. Así hemos crecido.

Narrador y oyente, padre o madre e hijo; abuelitos y nietos; la comunicación directa y nada interfiere el acompañamiento que era personal y personalizado.

Narrar historias con moraleja nos ayuda a conocer y acompañar la historia de los que tenemos la responsabilidad de eduacar y hacerlos “volar por la vida”.

Un jovencito de 18 años contemplaba el paisaje a través de la ventana del autobús en el que viajaban padre e hijo, y de repente grita: “Mira Papá, los árboles vienen en contra de nosotros!”

El Padre volteó la mirada hacia él y le sonrió.

Una pareja de jóvenes sentados cerca de ahí se pusieron a reír por el comportamiento tan infantil del muchacho.

El muchacho volvió a gritar: “Mira Papá nos siguen las nubes!”.

La jóven pareja no aguntó más y le dice al Padre del muchacho: ¿Sería bueno que llevara a su hijo con un buen médico?

El hombre con mucha paciencia sonrió y les respondió: “Justo, vamos saliendo de ahí del hospital. Mi hijo era ciego desde su nacimiento y hoy por primera vez puede ver”.

Cada uno de nosotros tenemos nuestra propia historia. Y si es bueno que conocer y acompañar la historia personal de quienes nos rodean; todavía mejor será respetar la historia de quienes no conocemos antes de juzgarla.

P. Salvador Murguía SDB

2 comentarios sobre “La propia historia

  1. Les envío un cordial saludo y muchas FELICIDADES, se ve la ayuda de Dios Ntro Señor a través de María Auxiliadora y de Don Juan Bosco. Yo fui alumno de 1960 a 1964 el último año de primaria y toda la secundaria. Veo que existen todavía mis salones, el ver las fotos me ha traido muy gratos recuerdos, del el padre Carlos Reyes era el prefecto, siempre se dirijia a nosotros con un «mihijoto», jajaja que buenos recurdos, del laboratorio de química, que estaba dentro de la casa de los padres, del Sr. Vargas en el taller de encuadernación, en fin les envío muchos saludos, magnifica escuela, me enseñaron a estudiar, a tener principios y fueron factor trascendente en mi formación religiosa, un abrazo a todos, y que Dios lo siga llenando de Bendiciones. Patricio Francisco Mejía y Careaga {pfmcareaga@gmail.com}

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